martes, 8 de septiembre de 2009

Ayer u hoy o mañana

Después de más de 31 días y noches aparezco, hay momentos en que es mejor dejar -un poco- de escribirse y será mejor mantenerse leyendo. Estoy tratando de leerme a diario.



Eventos inesperados que sucumben hasta el más ínfimo punto de mis terminaciones nerviosas, de mis palabras; ahí quedo cuasi perdida.



Clarice me dijo hace días esto:

"Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él saco sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las digo. Escribir es una piedra lanzada en lo hondo del pozo. "


Yo al escucharla-leerla sólo pude silenciar.

sábado, 25 de julio de 2009

Si partimos de que uno escucha lo que puede o quiere, hace meses me dijeron que soy una mujer del 'no', mi problema es el 'no'.



Fue inevitable no pensar en eso, no quedarme con ese eco, empecé a escuchar (me) las múltiples veces que lo pronuncio, es cierto, algo tengo con el 'no'.


No


No



No quiero



No puedo



No tengo



No es cierto



No siento



No creo




¿Pero qué es el no? ¿Qué se rechaza, qué se niega?


Recordando la conocida frase de: ¿cómo puedes decir que eso no te gusta si no lo has probado o hecho? Nos remite a pensar que la negación es válida o posible si parte de algo conocido, experimentado, es como si para negar o rechazar algo se haya afirmado antes o mínimo aceptado como existente, porque existe y puedo negarlo, lo rechazo, digo no.


¿Pero qué pasa cuando en el no, también hay un si? (no nos referimos a la negación de la negación)

Siendo el no un símbolo primario, pensémoslo en que eso-alguien a lo que se le dice no es sumamente cercano, si se contradice eso es porque hay una urgencia de pararlo, de establecer un límite, un corte; si no hay un no, no puede haber un si, si no hay un si, no hay un no.


Desde Freud podemos pensar el no desde otro sentido, un no puede ser mi única manera para reconocer algo, confesarlo, enunciarlo. Así, en esa negación está algo de una verdad.


Ahora escucho mi no









martes, 14 de julio de 2009

Espiral

Me traje a Buenos Aires una libreta donde tenía algunas notas del 2005, la encontré por sorpresa en una caja de zapatos, con zapatos, que estaba atrás de muchas otras no vistas en años. Me encanta esconder cosas y olvidarme de ellas hasta que reaparecen.

Ayer volvió a salir la libreta de una bolsa que no he usado desde que llegué, es impresionante: me traje tantas cosas de allá que ni siquiera han alcanzado los días para usarlas, o no sé si lo que me guste es haberlas traído conmigo, ni las uso, su uso es tener que estar conmigo, que me acompañen. Sí, soy materialista.

Entonces ojeé la libreta, así como cuando ves fotos de años anteriores y remembreas y sonríes y te asustas, así hago yo con mis notas-letras.

Hay una del 29 de mayo del 2005 que tuve que releerla más de 2 veces:

"El dolor ya se depositó en mi sexo, en mi sexo desde hace días no tocado más que por mis dedos, mis dedos rápidos y deseosos de sentirme y de incrementar -más- mis ansias, mis ganas que duelen, mis ganas crueles que me provocan querer estallar e irte a buscar."

miércoles, 1 de julio de 2009

Que la boca se te haga chicharrón

Hace una semana -exactamente- exclamé con júbilo la suerte que mis roomies y yo hemos tenido en esta nueva Ciudad y los 4-5 meses de habitarla.

Suerte ¿de qué? de no ser asaltados, ultrajados, golpeados ni nada que se la parezca, sólo omitiré algunos sustos de los porteños al enterarse de que siendo mexicanos podríamos esparcir la ya tan conocida fiebre temida. Y bueno, algunas burlas hacia mi compañera respecto a esto, llamándola: ¡porcinaaa! con lo cual -además de reírme- me sentía re orgullosa del tipo de porteños que estaban a mi lado y que sus únicos comentarios tenían tintes de preocupación.

Prosigo, evidencié nuestra suerte y me atreví a afirmar que de seguro una causa posible era que habíamos conseguido quitarnos la facha de extranjeros.
Cual va siendo mi sorpresa que dos días después de sentirme dichosa terminaría siendo víctima de un robo, más bien, intento de robo y tendría esa especie de sensación y pensamiento mágico de: "lo pronuncié y casi casi lo llamé"

Relato de mi casi asalto:
Era un viernes, iba camino a la escuela, antes pasé a comprar un libro y por eso cambié mi ruta, cambié el bus por el subte (metro), la verdad es que evito el subte, me desespera, siempre va llenísimo, huele feo, no ves la ciudad, todo mundo se te pega, nunca hay asiento y soy la peor para el equilibro, así que la mayoría del camino voy cayéndome y chocando contra cualquier cristiano.
En cambio en el bus puedo ir sentada leyendo, bueno: más de una vez he ido parada pero no tiene comparación, además tengo la idea de que es más seguro, camino más, disfruto la ciudad, me aprendo calles y no huele tan mal.

Entonces, obvio iba parada y como buena paranoica que soy observé quién estaba a mi lado, además uno siempre debe de ver quiénes serán tus acompañantes y a quiénes en más de una ocasión te les arrimarás.
A mi lado izquierdo y cerquitita de mí se encontraba el sujeto, yo desde que lo ví sentí un no sé qué, de verdad algo había en él que como -repito- paranoica que soy, desconfié.

Inmediatamente me dije: "¡ay pero si serás desconfiada! sólo porque se te pega mucho y está medio feíto no quiere decir nada: ¡paranoica y además prejuiciosa!"
No me malintepreten, no fue por lo "feíto" (léase boliviano), noté cierta especie de nerviosismo, sólo que lo traducí en desconfianza y sintiéndo culpa, agité la cabeza, confié y me dispuse a agarrame del tubo con la mano derecha, con la izquierda sostener una revista que me habían regalado en la librebría y tratar de leer y tener un viaje relajado.

El sujeto-a mi izquierda- se me seguía pegando: normal: me dije, lo voltié (¿volteé?) a ver más de una vez porque mi bolsa colgada en mi hombro izquierdo (tan grande como una pañalera) se le embarraba.

Llegó mi parada, necesitaba hacer conexión y como la mayoría de las personas también, me apresuré a caminar entre empujones hacia la salida. Apenas salí del vagón, di dos pasos y sentí un jalón en el brazo, y escuché: "¡señora, le acaban de meter mano a su bolsa!", eran palabras de un chico porteño y apuntaba a alguien atrás mío, confundida por sus palabras, no pude no voltear y ahí estaba el sujeto del cual desconfié a lo largo de mi travesía subterránea; no dude ni por un segundo, ni uno, me acerqué velozmente y al verme se agachó, me detuve frente a él y empecé a gritarle, ni recuerdo con precisión las palabras-son de esos momentos en que uno se convierte en sabe qué o quién y a los minutos después no recuerda con detalle lo que hizo o dijo- pero él me miraba con miedo y me interrumpía diciendo: "toma, toma, se te cayó", en su mano me ofrecía mi celular que no supe cómo -chingados- había sacado de mi bolsa.

Penosamente armé un alboroto- sí, penosamente porque al recordarlo me veo como una de esas 'doñas' histéricas, teatreras-; se acercaron 1, 2 individuos a mostrarme su apoyo -el chico que gentilmente me informó del hurto seguía conmigo- y llegó un policía.
Ahí terminó la escena, el sujeto se fue con el policía y yo me quedé de lo más intranquila, enojada, asustada por mi reacción agresiva, caminé sujetando fuertemente mi bolsón para esperar que llegará él siguiente vagón, subirme, volver a observar quién estaría a mi lado, desconfiar, repasar detalladamente lo que había sucedido, decirme: "jodeeeer, mi paranoia tiene sentido, debí de haberle hecho caso"; seguir escuchando mis gritos como un eco y al fin salir a la superficie.

Conclusiones:
-No vuelvo a proclamar en voz alta el tan conocido: "a mí no me pasará"
-Seguiré desconfiando de argentinos, mexicanos, bolivianos, chilenos, chinos, de todo aquel que me de la "corazonada" de que algo no anda bien. Lo importante es no atinarle.
-Protejeré mi bolsa como si fuera "la niña de mis ojos"
-Volveré a preguntarme mis respuestas ante tales situaciones, la primera vez que intentaron robarme fue en Paris, hace unos años, fue también en el metro, fue también un chico que estaba a mi izquierda, y al darme cuenta reaccioné aventándole y consiguiendo una especie de cachetada de su parte, se fue riendo pero sin mi bolso.

miércoles, 24 de junio de 2009

Saliendo de casa...

Pensar, pensar, recordar, recordar, apenas poder teclear
borro- escribo-me regreso, ordeno sílabas
mareo, mareo, ansias, ansias, vueltas y a-pa-re-ces.

El alcohol burbujeante en mi sangre, tu sonrisa burbujeante en mi mente
Te imagino tanto, te dibujo- coloreo- te borro por instantes, sí, cuando quiero tomarte y te haces humo, entonces te fumo, entonces te aspiro, entonces te resguardo y ya no eres.

Camino y te formo a mi lado, sueter gris y cigarro en la mano
Sentados en el parque, haces figuras en la tierra, hago figuras en tu cabeza
Brinco, corro, sonrío, tú me ves y te detienes, me besas, yo casi desaparezco.

Eso sucede por minutos, es mi juego preferido, es mi juego de ir y venir flotando por 5 cuadras.
Llega el bus, nos desvanecemos, me pongo mis audifonos y te olvido.
Nos olvido.

Comienzo otra vez...

martes, 16 de junio de 2009

Desorden o Episodios mal conjugados

Ese día no llegaste.

Bebí un poco mi té de menta, me agrada esa combinación con el sabor del tabaco.

Empecé a dar vueltas en mi cabeza tratando de recordar el último instante en el que me miraste, vendrá, dije.

1, 2, 3 tomates partidos, albahaca espolvoreada, 2, 3 pizcas de sal y ahí estaban tus labios temblorosos.

Estábamos sentados uno frente al otro, apenas te escuchaba porque me distraía el latido fuerte y nervioso de tu corazón, esos corazones me gustan, pensé.

Caminé tarareando mi canción favorita, esa que sólo uso cuando intuyo que algo dolerá.

Tomé tu mano y la puse sobre mi, quería que te quemaras al tocarme, sabía que pronto tendrías que irte para mucho después regresar y estar.

Y pasó el tiempo, 3, 4, 5 sueños, ideas; 2, 3 preguntas y reapareciste, confundí tu olor, debes entender... entre fantasmas y reproches te convertí.

Recuerdo la primera vez que te vi, que te espié. Recuerdo la primera vez que nos vimos, tus libros de pretexto, tu sudadera y tus uñas mordidas, él es para mí, sentí.

Ese día me fuí.

¿Cuándo pasó lo primero? ¿Cuándo pasó lo último?

Dicen, digo.

"Echar de menos es un poco como el hambre. Sólo se pasa cuando se come la presencia. Pero, a veces, el echar de menos es tan profundo que la presencia es poco: se quiere absorber a la otra persona entera.
Esa gana de ser el otro para una unificación entera es uno de los sentimientos más urgentes que se tiene en vida."
Clarice Lispector


...Y es uno de los sentimientos más engañosos que se tiene en vida, digo yo.

miércoles, 10 de junio de 2009

Acto

Creo demasiado en los momentos.
No sé qué tan bueno sea, pero así es.

En un momento estoy bien, en el otro no
En algún momento te quiero en otro ya no
En un momento hablo en otro callo


El que está conmigo puede desesperarse, yo misma me asombro
entonces me digo -en voz off:- ¿entonces qué? ¿todo se reduce a momentos?
¿entonces para qué saber en ese momento? ¿entonces para qué hacer en ese momento?

¡Ah! y recuerdo: ¿ése momento puede durar para casi siempre?
¡Ah! y me contesto: no sé, creo que no, pero puede ser un tiempo anticronológico
¡Ah! y afirmo: si, soy de momentos.

Parecer ser que es mi momento de marcar mi piel...
Qué miedo.

miércoles, 3 de junio de 2009

(No) Fue

De seguro fueron las botellas de vino que nos tomamos
De seguro fueron saber MIS canciones favoritas en TU memoria
De seguro fueron tus palabras entre-dichas las que me perforaron

No fue tu gesto suspendido
No fue tu risa revelada
No fue mi aliento contenido

Quizá no alcanzó mi negación razonada
Quizá no pudimos no delatarnos
Quizá no había otra cosa más deseada


¿Y si fue tu cuerpo junto al mío?
¿Y si fue el absurdo repetido?
¿Y si fue el reencuentro de lo perdido?

(No)Fue...

lunes, 1 de junio de 2009

Y sí...

"Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas.
Es un amor así, celoso."
Borges

domingo, 24 de mayo de 2009

Sucede

Ayer lloré por primera vez en BsAs.
No sé porqué desde hace mucho, un par de años, me inventé que se me dificultaba llorar. Un día me dije: "evitarás llorar delante del otro y cada lágrima te costará mínimo 3 movimientos faciales (dolorosos)"
Apartir de ese momento sólo conseguía llorar a solas y con espasmos. No era fácil pero empecé a encariñarme con ese famoso "nudo en la garganta", soportarlo tanto hasta encontrar el lugar oscuro, esquina, baño, closet, carro, calle, perfecto para desanudarme. Así empezó también mi fascinación por llorar en cines y conciertos, a veces sólo para hacer el esfuerzo, sentir dolor en mis ojos, el nudo raspando mi garganta y lograr que mi acompañante no lo notara (el usar lentes lo permite más) Si, el llorar cobraba otro sentido.
Luego, cambió.
El problema fue cuando un día no lo logré y eso sólo se cumplió en la ausencia, se mudó. Por más esfuerzo que mi rostro hiciera aunado a la situación, episodio, canción, película tristísima no llegaba, no había ni dolor, ni nudo, ni lágrima... tampoco acompañante. Ya ni en desolación encontraba mis lágrimas. No importaban mis ganas, razones, emociones, nada.
Empecé a obsesionarme y pasaba largos ratos a solas para conseguirlo, rentaba (mis)películas más emotivas, recordaba (mis)momentos más dolorosos, leía (mis) relatos más desestructurantes pero no, incluso tampoco importaba si presenciaba aquellos instantes en los que "uno" debe-tiene que llorar, estaba seca, oxidada.

Ayer lloré por primera vez en Buenos Aires.
Mi placentero llanto fue provocado por el inmenso dolor de otro, dolor que sintió una de las personas que más amo.
¿Ahora lloro por los otros?

martes, 19 de mayo de 2009

¿Importa?

Ayer muere Benedetti, no sé que fue lo último que escribió y no me importa.
Una de las virtudes -o no- de los escritores es que quedan vivos cada vez que alguien los lee.
De su último libro:


“Soliloquio“
Hoy he resuelto hablar conmigo mismo
aprovechar por fin el privilegio
de averiguar quién soy de dónde vengo
por qué me gustan las canciones tristes
cuando uno descubre sus miserias
siente el orgullo impávido sincero
de mirarse como un inconfundible
o como un tonto que no vive en paz
en el monólogo nos recorremos
desde la nuca fiel a los talones
ya no caemos en los simulacros
ni en las humillaciones vanidosas
nos vemos en la jaula de los odios
o en la vana penumbra del hastío
y gozamos con el asesinato
de hormigas cucarachas y polillas
hoy he resuelto hablar conmigo mismo
a ver si me convenzo y soy más bueno
y como premio encuentro algún amor
que me espera en un pétalo del alma

Pretexto

No recuerdo cuándo dejé casi totalmente de escribir, de hacerme letra.
Digo, uno escribe mínimo una vez al día de muchas cosas: cuentas, pendientes, notas, pero no de esto, no de lo que supuestamente quiere (no)decir y mostrar y que la palabra lo atrapa, lo acota.

Y bien, heme aquí sumándome al millón de otros que se exhiben y esperan ser leídos ¿se espera, no?
Además en la maestría me han "forzado" a empezar a escribir, a empezar a "soltarme" (cuando uno escribe ¿se suelta o se sujeta?) y finalmente hay días en que las ganas de teclear me invaden.

No sé qué resultará de aquí, qué contenido tendrá pero veamos cómo se va construyendo.
Éste pedazo de espacio virtual es el pretexto perfecto para lo antes mencionado y para no dejar de verme, en ésta nueva ciudad el tiempo me rebasa y me da la sensación de que mi ex-sistencia desaparece por minutos.